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Testimonio Leslie Veliz Fuentes

Testimonio Leslie Veliz Fuentes

Leslie Veliz Fuentes, egresada de Educación Parvularia PUCV: Educación Parvularia implica tener un vínculo con los niños, con la comunidad y con otros profesionales para hacer un trabajo más integral”.

 

Leslie Veliz Fuentes, egresó de Educación Parvularia PUCV el año 2018, tras haber estudiado otras carreras y siendo mamá, lo cual fue -según sus palabras- un “triple desafío”.

Actualmente es Encargada de Extensión en la ONG Libro Alegre y creadora del proyecto TeatroaTota, donde busca acercar el mundo del arte y la cultura a la primera infancia.

Desde esos espacios, nos cuenta de sus vivencias y reflexiones de su paso por la PUCV.

 

¿Qué recuerdos tienes de tu paso por la carrera? 

“Como ya venía de estudiar dos carreras antes, en dos espacios totalmente distintos, creo que lo que más me gustó de la Escuela de Pedagogía fue la cercanía con los alumnos en general. Era super cómodo estudiar ahí, era muy acogedor el espacio. No sé si todas las escuelas serán así, pero yo sentía que era muy acogedor. También encontré un plan de estudios flexible, pero estructurado a la vez, y centrado en lo teórico-práctico, pero principalmente súper fuerte en lo teórico. Había muchas alumnas que habían estudiado otras carreras antes, entonces éramos un grupo de desertoras súper grande. Había un grupo de mis compañeras que éramos mayores, creo que todo eso influyó que fuera un nivel alto todo el tiempo, hacíamos muchas preguntas y queríamos saber más todo el tiempo”.

 

¿Cómo era la vida universitaria en la época que estudiaste?

“En mi caso era distinto quizás a mis compañeras, pero yo intentaba seguir el ritmo. También teníamos claro que nuestra carrera siempre se había visto menospreciada, era una carrera en donde siempre hay puras mujeres, siempre bromas al respecto, como si nosotras no hiciéramos muchas cosas. Creo que en ese sentido lo que hacíamos, en general, era juntarnos y estudiar, esa era un poco la vida. Yo era mamá, entonces mis ritmos eran distintos. Yo iba a dejar primero a mi hijo al jardín y después iba a la Universidad, después iba a buscarlo y había momentos de estudio. Menos mal existe drive y podíamos conectarnos a hacer los trabajos sin estar presentes, porque todas teníamos cosas aparte. El espacio de la Biblioteca fue muy utilizado por nosotras. Los profesores también eran flexibles, sabían del compromiso que teníamos, entonces ese era un apoyo súper grande”.

 

¿Qué ramos, profesores o experiencia de práctica recuerdas con especial afecto?

“En general recuerdo a todos con mucho cariño. Creo que de repente hubo una reestructuración en la carrera y entonces hubo momentos en que tuvimos profesores que no estaban dentro del grupo, profesores externos que fueron súper significativos. Tuvimos un semestre con una profesora que se llamaba Loredana Ayala, a quien recuerdo mucho porque fue distinta a lo que acostumbrábamos a tener en clases. Nosotras teníamos una base teórica fuerte, pero en estas carreras de Pedagogía necesitas el otro lado, la práctica. Y siempre fue algo que sentíamos muy difícil, muy lejano, y ahí están las profesoras que guían tu práctica y son un apoyo super grande. Después entremedio llegó una profesora que venía recién llegando de España, Tatiana López, a mí me gustó mucho tener clases con ella, y después me llevó a trabajar con ella en Investigación. Hice mi tesis con ella y luego con otra compañera trabajamos en investigación. Creo que eso también fue algo súper significativo”.

 

¿Cómo ha sido tu recorrido en el ámbito laboral hasta ahora? 

“Siempre fui voluntaria del Centro Chileno Nórdico de Literatura Infantil, una ONG que se llama Libro Alegre (https://www.instagram.com/libroalegre), desde que entré a la carrera. Mi vínculo con ese espacio siempre fue desde el voluntariado. Para mí era un sueño pensar en trabajar en ese lugar. Justo en ese proceso de terminar mi carrera y buscar trabajo, la organización recibió un fondo del Ministerio de Cultura para poder organizar la institución de manera más formal, tener un grupo de personas que trabajara para la institución y me ofrecieron ser Encargada de Extensión. Fue genial, no pensé en buscar otro trabajo después, fue justo lo que quería hacer, pero me sentía tan preparada desde lo profesional como educadora, que de repente sentía que no iba a poder llevar a cabo este otro trabajo que tenía que ver más con la gestión cultural. Y la verdad es que ha sido todo lo contrario, lo que aprendí me ha servido un montón en el vínculo con otros contextos, con otros espacios, el vínculo con los niños. Yo trabajo con monitoras de lectura que se encargan de hacer actividades en hogares de menores y en escuelas, entonces ha sido bacán tener la base desde lo profesional, desde la Educación Parvularia.

Además, cuando estaba en la universidad me junté con Dominique Aravena, una compañera que había tenido en teatro, y creamos el proyecto TeatroaTota (https://www.instagram.com/teatroatota/), que es un proyecto de teatro inmersivo para la primera infancia. Este proyecto no hubiera nacido de no haber estudiado Educación Parvularia, sentía que había muchas carencias en torno al vínculo con la cultura y las artes en general, porque son muy engorrosos los procesos para llevar a los niños a un espacio cultural. Entonces lo que hicimos en nuestro primer proyecto fue llevar obras inmersivas a los espacios. Ahora estamos haciendo nuestro segundo montaje, ya lo vamos a estrenar. Lo bueno es que es teatro inmersivo, entonces los niños son parte de la obra y van completando esta obra, se va creando en conjunto. En el fondo es un espacio de juego y eso es ver a los niños como válidos desde la visión del niño. Nunca se habían hecho obras de teatro inmersivo para la primera infancia en la región. Desde ese mismo proyecto hemos generado propuestas que tienen que ver con las experiencias diversificadoras, sobre todo en este tiempo de pandemia. Ahora estamos desarrollando unas cápsulas para el plan general de lectura con JUNJI y como ha sido el primer proyecto FONDART que se ganan, nosotros lo realizamos como TeatroaTota y estamos trabajando con ellos con talleres para las educadoras y con material más concreto de diversificación del libro, para que ellas puedan utilizarlo en sus clases en línea”.

 

¿A qué te dedicas actualmente y cuáles son tus principales funciones/tareas?

“Lo que hacemos principalmente es recibir escuelas, jardines, colegios. Hacemos actividades artísticas y también es un espacio para que las familias vayan a leer, a revisar libros. Tenemos una colección de 10.000 libros de literatura infantil y juvenil, y son principalmente traídos desde países nórdicos: Suecia, Dinamarca, etcétera. Lo que hacemos en la organización es traducirlos, no todos, pero la mayoría de la colección están traducidos al español, al chileno, y ese es un trabajo que hacen voluntarios, pero también gente de la organización y es súper heavy, porque son libros que no están editados al español, entonces no es posible poder acceder a ellos, sino a través de la biblioteca, de los ejemplares que tenemos ahí.  (…) Lo que hacen estos libros es que hablan temas cotidianos que son significativos para los niños y logran identificarse. Lo otro es que están escritos desde la visión del niño, entonces son libros que les llama la atención, los entretiene. No es algo que yo te diga, porque es nuestro lema, sino porque vemos en nuestras actividades que la lectura está muy asociada a lo didáctico y no al placer, entonces cuando los niños conocen nuestros libros se dan cuenta que es entretenido y que es bacán leer, entonces lo disfrutan mucho. Creo que eso es lo más interesante de la colección de libros que tenemos, hablan un mensaje cercano a los niños”.

 

¿Cuál es tu mirada de lo que hoy sucede en Educación Parvularia y cuáles son los principales desafíos para un profesor en este ciclo?

“En general siempre ha sido un espacio complejo de abordar el trabajo de la Educación Parvularia, porque involucra muchas aristas, sin embargo, creo que las profesionales que desempeñan ese rol son de los trabajos más complejos, pero más reconfortantes a la vez. La Educación Parvularia implica tener un vínculo con los niños, con la comunidad y con otros profesionales para hacer un trabajo más integral. Creo que ha sido súper difícil en este tiempo poder abordar de la mejor manera estos procesos, en los niños más pequeños, sobre todo. Ha sido también un tiempo para que la gente valore el trabajo de los educadores y profesores en general, creo que es difícil tener conciencia total de lo que se lleva a cabo, de la importancia o del rol del educador, pero la pandemia -si bien les ha quitado un poco esto a los niños, de tener espacios de aprendizaje y juego- les ha mostrado a los adultos cómo es este proceso. Entonces creo que se le ha dado un poco más de valor y de lo necesario también que los niños tengan esos espacios, que no se vea como una guardería, como se ha visto siempre”.

¿Qué crees que identifica y distingue a la PUCV del resto de universidades en tu especialidad? 

“Una base teórica importante, creo en el hacer, los espacios educativos hacen una diferencia entre los profesionales que salen de la universidad, sobre todo en el área de la Educación Parvularia. Pienso que también es eso: cómo nos vinculamos con los contextos, ponemos en valor elementos significativos del contexto: las familias, los espacios donde están insertos, el vínculo con los niños. Son súper rigurosas con el aprendizaje, eso no se deja de lado. Están constantemente aprendiendo, creo que eso es algo que rescato mucho”.

 

Mensaje a las actuales estudiantes de tu carrera

“Que aprovechen los espacios de aprendizaje, no solo en la universidad. Insto a las personas a que busquen espacios de voluntariado, actividades extraprogramáticas que les permitan vincularse más con los contextos, sobre todo a los alumnos de educación en general, creo que te entrega otras herramientas. A mí me llamaba mucho la atención que con todas las actividades que tenía, me daba ese espacio de hacer voluntariados y creo que me abrí mucho la percepción del vínculo con los niños, hacía actividades con los niños cada vez que iba, tenía compañeros voluntarios que eran de otros países, entonces era estar en un intercambio, pero acá. Aprovechar todos los espacios de aprendizaje y proyectos. El hecho de que la profesora Tatiana nos haya dado la oportunidad de trabajar en una investigación también tiene que ver con indagar más allá, no quedarte solo con eso, sino que tener un espacio que te lleve a indagar más allá. (…) Ojalá se puedan generar instancias de aprendizajes para educadores en otras instituciones, quizás en futuro generar vínculos para ampliar los espacios de prácticas a otras organizaciones que trabajan con la infancia o espacios no convencionales”.