Por Marcio Andrés Vivanco R. 

Sebastián Aravena Toledo es estudiante de la carrera de Pedagogía en Educación Especial de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y director de la Escuela Popular Sausalito y en su calidad de miembro del Consejo de la Sociedad Civil (COSOC) del Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), será parte de la discusión y la toma de decisiones sobre el diseño, ejecución y evaluación de políticas y programas en favor de las juventudes en Chile. 

-¿De qué se trata el consejo de la Sociedad Civil de INJUV (COSOC)?

El COSOC del INJUV es una instancia de participación ciudadana. Está conformado por jóvenes de 18 a 29 años, pertenecientes a distintas organizaciones a nivel nacional. Estas personas representan a diversos perfiles detectados por la Encuesta Nacional que realiza INJUV cada cierto tiempo (la última fue a fines de 2022). Por ejemplo, jóvenes de las disidencias sexogenéricas, pertenecientes a comunas rurales, jóvenes en situación de discapacidad, migrantes, pertenecientes a pueblos originarios, jóvenes que no estudian ni trabajan, activistas, pertenecientes a voluntariados y jóvenes que cumplen labores de cuidado.

-¿Qué significa que hayas quedado seleccionado en este consejo?

Significa que seré una de las voces que buscará, junto a otros integrantes, representar a las juventudes existentes en Chile. En términos personales, significa una gran oportunidad para desplegar mi espíritu crítico y contribuir a que en Chile exista una sociedad con mayor justicia social.

-¿A qué agrupación de la sociedad civil representas?

La Escuela Popular Sausalito, organización compuesta por distintos estudiantes universitarios de la PUCV que tienen una fuerte vocación social por contribuir a una educación de calidad para niños, niñas y adolescentes.

-¿En qué consistirá tu rol en este consejo?

Consistirá en que, junto a otros jóvenes, participe en la discusión y la toma de decisiones sobre el diseño, ejecución y evaluación de políticas y programas del INJUV en favor de las juventudes en Chile.

-¿Cómo piensas aportar desde este nuevo rol a la EPE y a la sociedad?

Considero que los jóvenes somos una pieza angular de la sociedad, y pienso que desde esta concepción podemos realizar cambios significativos en la sociedad, tanto en el presente como en el futuro. Para ello hay que dejar de lado ese etiquetado de que “la juventud está tan mala hoy en día”; por ejemplo, en la EPE tenemos alumnos de pedagogía apasionados por el quehacer docente, jóvenes que vibran por transformar la sociedad desde una educación inclusiva y democrática; y para propender a que los jóvenes tengan una experiencia universitaria satisfactoria en todos los sentidos no basta solo con que la casa de estudios se haga cargo: esto también le corresponde a los órganos que ejecutan programas y emanan políticas públicas, entre ellos el INJUV. ¿Cómo promovemos el espíritu creativo en los jóvenes universitarios? ¿Cómo favorecemos el activismo en esta población? ¿Qué sucede con la salud mental? Todos estos son ámbitos en que desde el INJUV, y en colaboración con otros órganos del Estado, se pueden realizar mejoras. Y aquello hablando por el solo hecho de estudiar en la universidad, porque también en Chile existen -como decimos en Educación Especial- necesidades de apoyo de jóvenes migrantes, juventudes que realizan labores de cuidado, jóvenes en situación de discapacidad, etc., y soy un convencido de que mi rol como profesor en formación de educación especial no se circunscribe solo a una sala de clases, sino que además existen estos espacios -como el COSOC- para favorecer la inclusión, en este caso de las juventudes en Chile.